Cultura
Desayuno con diamantes es, fundamentalmente, Audrey Hepburn y una música maravillosa. En la primera escena un taxi recorre de madrugada las calles vacías de Nueva York hasta detenerse junto a la tienda de diamantes Tiffany`s.
En Mad Men se fuma a todas horas y las mujeres llevan altos tacones y ceñidos vestidos de una elegancia deslumbrante. El vestuario y la ambientación histórica de una época, los años sesenta, es uno de los principales aciertos de este melodrama de hombres confusos y mujeres luchadoras.
Grease significa “brillantina o gomina para el pelo”, y es que el protagonista, Danny Zuko, un jovencísimo y tirillas John Travolta, se pasa toda la película repeinándose su frondoso tupé con el peine que guarda en el bolsillo.
La metamorfosis comienza así: “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”
Es una película con un título genial. Amanece, que no es poco resume toda una filosofía de vida, y si no se lo cree, asómense cada mañana a la ventana y sorpréndanse de que el sol salga inmutable, día tras días, en el milagro de la vida.
Frío, fundamentalmente frío es lo que se siente cuando se lee El silencio Blanco y otros cuentos. En varios de ellos este frío llega a la desesperación, especialmente en el angustioso relato “Encender la hoguera” en el que la vida depende de que una cerilla se encienda.
En Cien años de soledad la vida es cíclica, un mágico círculo cerrado que comienza con la fundación de Macondo y termina con el último de la estirpe. José Arcadio y Úrsula dan inicio a esta saga familiar de seres marcados por la soledad y por un destino escrito en un pergamino.
Thomas Shelby es un ser impertérrito, frío y calculador… salvo cuando sufre sus crisis crónicas de ansiedad consecuencia de las miserias y terrores que padeció en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial, que justo acaba de terminar cuando comienza la serie.
Sin noticias de Gurb cuenta las andanzas de dos extraterrestres que llegan a la tierra para aterrizar en Sardanyola un municipio muy cerca de Barcelona, de donde es oriundo el autor de esta corta y divertida novela, Eduardo Mendoza.
No sabemos si recomendárselo… es un libro pedante: “Continuó Lord Henry, con su voz baja y musical y con aquella graciosa flexión de mano que fue siempre tan característica en él y que ya tenía en la época de Eton”