El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde
No sabemos si recomendarles El retrato de Dorian Gray … es un libro pedante:
“Continuó Lord Henry, con su voz baja y musical y con aquella graciosa flexión de mano que fue siempre tan característica en él y que ya tenía en la época de Eton”
Cursi:
“El viento agitó algunas flores de los arbustos, y los pesados ramos de las lilas se balancearon en el aire lánguido. Una cigarra chirrió cerca del muro y, como un hilo azul, paso una larga y delgada libélula, cuyas brumas alas de gasa oyéronse vibrar”
Machista:
“Mi querido amigo, ninguna mujer es genial. Las mujeres son un sexo decorativo. No tienen nada que decir, pero lo dicen de un modo encantador”
Clasista:
“Esta gente vulgar e inculta, de caras ordinarias y gestos brutales… se espiritualiza… siente uno entonces que esta gente tiene la misma carne y la misma sangre que uno”
Y en muchas ocasiones genial:
“Lo único horrible en el mundo es el aburrimiento, Dorian. Es el único pecado para el que no existe perdón”
Así que esto es lo que hay. La historia transcurre en el Londres de finales del siglo XIX en los salones y casas de campo de la alta sociedad donde todo son fiestas, óperas y modas pasajeras. Un renombrado pintor, Basil Hallward, realiza un retrato de un joven de extraordinaria belleza, Dorian Gray. En escena aparece el elegante y cautivador Lord Henry, cuyas teorías sobre la vida y la juventud impactan en el impresionable Dorian. Y en un momento dado, no se sabe muy bien cómo ni por qué, se produce el hechizo y va a ser el retrato el que cargue con los estragos del paso del tiempo y con las vilezas del alma de Dorian Gray, quien a partir de entonces permanecerá eternamente joven e inmaculado.
El libro es un canto a la buena vida y a la juventud. Una filosofía hedonista que su autor, Oscar Wide (1854-1900) se esforzó en poner en práctica. Lord Henry es el alter ego del escritor siempre con esa conversación suya tan ingeniosa y con su estilo de vida despreocupado, y Dorian Gray resulta fácil imaginárselo como el que fuera su amante, Lord Alfred Douglas. El libro se escribió antes del famoso affaire y juicio que terminó con Oscar Wilde en la cárcel por sodomía, un escándalo de la época que puso fin a la vida desenfrenada del escritor quien, una vez liberado, huyó del Londres que le había condenado para refugiarse en Paris donde murió arruinado y abandonado por todos. Triste epitafio para quien quiso hacer de la vida “la primera y más grande de las artes”.
CONSEJOS
El libro no es demasiado largo, tiene sus partes más amenas y otras que rayan el aburrimiento extremo, especialmente el capitulo XI en el que el autor narra su exquisito gusto sobre joyas, bordados, tapices, vestiduras eclesiásticas y demás tonterías. Pero salvando estos pasajes se puede leer.
Oscar Wilde escribe muy bien y es famoso por sus frases lapidarias, de singular ingenio. Busque en Google y encontrará cientos de ellas.
El libro no deja de ser curioso con esa filosofía tan de vivir al día que deja un regusto dubitativo y que “enseña al hombre a concentrarse sobre los momentos de una vida que sólo es también, en sí misma, un momento”.
EDICIÓN RECOMENDADA DEL RETRATO DE DORIAN GRAY
La edición clásica de Austral.