El silencio blanco y otros cuentos
Frío, fundamentalmente frío es lo que se siente cuando se lee El silencio Blanco y otros cuentos. En varios de ellos este frío llega a la desesperación, especialmente en el angustioso relato “Encender la hoguera” en el que la vida depende de que una cerilla se encienda.
London sabía de que hablaba cuando escribió sus más famosos relatos de supervivencia en la naturaleza salvaje porque en su desventurado periplo juvenil, a la edad de 21 años, marchó en busca del oro a las nevadas tierras de Klondike (Alaska). Allí sufrió de lo lindo y eso se refleja en sus helados cuentos: la mencionada “Encender la hoguera”, “El silencio blanco” y “Amor a la vida”. En la misma línea de un hombre solo enfrentado a la naturaleza y a su destino está “Ley de vida”, en el que una tribu india abandona a un anciano que ya no puede seguirles en medio de los montes nevados con la única compañía de un montón de leña que muy pronto se ha de consumir. Escuchen, es muy bueno:
“su vida se medía por un puñado de astillas. Una por una irían a alimentar el fuego y a la misma velocidad la muerte se cerniría sobre él. Cuando la última rama le entregara su calor el hielo comenzaría a apoderarse de él… Reclinaría la cabeza sobre las rodillas y así descansaría. Era fácil. Todos los hombres tenían que morir”
Que London escribiera interesantes historias con la vida de aventuras que tuvo nos puede parecer normal pero que escribiera tan bien con su nula formación literaria es lo sorprendente. Jack London nació en San Francisco California en 1876, apenas recibe educación y ya con 17 años se embarca rumbo a Japón. Regresa para, en una Norteamérica empobrecida, realizar todo tipo de agotadores y mal pagados trabajos y terminar, a los 18 años, convertido en vagabundo, encarcelado y escarmentado de la vida. Así que pobre como una rata la escritura se convirtió en su única tabla de salvación y a ello se dedicó como solo un desesperado puede hacerlo. Escribió para sobrevivir. Con la publicación de su primer cuento “Un millar de muertos” comenzó su exitosa carrera literaria que le dio pingües beneficios, tantos que pronto se compró un extenso rancho en el condado de Sonoma, California donde edificó la casa de sus sueños. London llegó a decir “escribo un libro para añadir 300 acres a mi propiedad” y es que en ocasiones, el hambre es el mejor método para agudizar el ingenio.
CONSEJOS
Los cuentos de London no son cortos ni muy largos, tienen distinta temática pero en todos prevalece la lucha del hombre por la vida. Están muy bien escritos y por su tratamiento resultan amenos de leer.
De Jack London también destacamos sus novelas “Colmillo Blanco” y “La llamada de los Salvaje”.
EDICIÓN RECOMENDADA DE EL SILENCIO BLANCO Y OTROS CUENTOS
Edición conmemorativa en tapa dura de la RAE.