Desgracia
Caer en desgracia, de eso va este libro de J.M. Goetzee. Tres son las desgracias que se entremezclan en su argumento:
Primera Desgracia. Un profesor universitario, David Lurie, recién entrado en la cincuentena, divorciado y padre de una hija, se resiste al paso del tiempo y a perder un encanto con el que siempre triunfó entre las mujeres
“con su estatura, su buena osamenta, su tez olivácea, su cabello ondulado, siempre ha contado con un alto grado de magnetismo” pero de pronto “Un buen día todo terminó. Sin previo aviso, lo abandonaron sus poderes. De la noche a la mañana se convirtió en una presencia fantasmal”
y las mujeres dejaron de prestarle atención. Lurie lo acepta de mala manera y en cuanto ve una oportunidad seduce, acosa y fuerza a una joven alumna suya con la que se acuesta. Lo que debió haber sido una aventura de la edad madura se convirtió en su desgracia, porque la joven le acusa ante la universidad y el no sabe o no quiere defenderse.
Segunda Desgracia: Laurie va a reunirse al campo con su hija Lucy, una joven independiente, lesbiana, terca y completamente inmersa en la vida campesina que ha elegido. Pero en la Sudáfrica más profunda, en los años posteriores al apartheid, vivir sola en una granja puede resultar demasiado peligroso. Una tierra que no la acepta y en la que va a encontrar su desgracia.
Tercera Desgracia. David, sin otra cosa que hacer, gasta su tiempo como asistente voluntario de una clínica veterinaria cuyo principal cometido es matar, lo más piadosamente posible, a los perros abandonados que nadie quiere. Hay cientos de ellos, y todas las semanas, Lurie y la jefa del servicio, Bev Shaw, administran la dosis de veneno necesaria que les proporciona una muerte digna. ”Los perros agachan las orejas y bajan el rabo como si ellos también sintieran la desgracia de la muerte; se aferran al suelo y han de ser arrastrados o empujados o llevados en brazos hasta traspasar el umbral.”
Desgracia tras desgracia van pasando las páginas y sin embargo hay cierto aire de resignación, de aceptar las cosas como vienen, una renuncia que lo purifica todo y que se sobrepone sobre los acontecimientos sin aspavientos, como dejando las cosas correr. No se trata de un dramón como a primera vista podría parecer, es la sencilla historia de unos personajes por los cuales ni sentimos pena, ni admiración. Un no saber que sentimos, más o menos lo que les pasa a ellos.
“Yo diría que a partir de cierta edad uno ya es demasiado viejo para aprender lecciones. Solo puede ser castigado una y otra vez. Estoy sumido en una desgracia de la que no será nada fácil que salga por mis propios medios. Ni siquiera he murmurado contra lo que me ha caído encima. Al contrario: estoy viviéndola día a día, procurando aceptar la desgracia como si fuera mi estado natural”.
CONSEJOS PARA LEER DESGRACIA
La primera parte del libro es más ágil, más divertida, luego todo se vuelve más turbio, más deslavazado, se introducen los personajes de una opereta que escribe Lurie a los que no les hemos pillado el sentido, pero en conjunto es una buena obra que se deja leer hasta el final.
J.M. Coetzee es un escritor que nació en Sudáfrica en 1940, que vivió el apartheid y que escribió en contra de él. Fue profesor de universidad en la cátedra de Letras Inglesas, escritor prolífico y en el año 2003 recibió el premio nobel de literatura.
Obra donde se conjugan el racismo, la discriminación racial social… La cultura que según donde se encuentra y sus contradicciones nunca de puede igualar. La firmeza de mantenerse en el lugar que se ha decidido estar sobre todo si ya has invertido algunos años de tu vida. Con todos los riesgos de vivir alejada de las ciudades. El protagonista no dará su brazo a torcer. También hay una posición de mantenerse en un espacio brutal a ir de nuevo a vivir una vida cómoda y quizá que ha perdido sensibilidad frente s la naturaleza. Lo contradictorio es que el lugar alejado escogido esta lleno de peligros.