Cultura
La principal virtud de la serie Fargo son sus asesinos, todos ellos tan inconmensurablemente despiadados que no puedes más que amarlos, será porque los extremos nos atraen.
El asesinato de Roger Ackroyd es, a nuestro modo de ver, la mejor novela de Agatha Christie, y lo mismo opinaron en 2013 los más de seiscientos miembros de la Asociación de Escritores de Crimen que la eligieron como la mejor novela de crimen de todos los tiempos.
En Love, death + robots hay una escena con la que no podrás apartar la mirada de la pantalla, una misteriosa mujer danza un grito de la muerte y un grupo de soldados,
Es una novela del escritor George Orwell que tiene en dos números su principio y su final: 1984 es el título y el año en el que transcurren los acontecimientos y 101 es una habitación de una crueldad inimaginable.
Ernst Lubitsch fue un aclamado cineasta que tenía un don especial, el llamado “toque Lubitsch”, una indescifrable cualidad que vamos a tratar de explicar contándoles una de las escenas de la película Ser o no ser: el teniente del ejército polaco Stanislav Sobinski,
I wish you were here es una melancólica canción creada por el singular grupo musical Pink Floyd, en la que sus componentes añoran a Syd Barrett, líder en los primeros años de la banda, quien les abandonó y se abandonó por culpa del LSD y de su dispersa mente creativa.
Jamón, jamón, de Bigas Luna es lo que se puede considerar una película de autor, lo que viene a significar que refleja un mundo singular concebido por una mente creativa. Este mundo, con sus obsesiones y sus imágenes,
Saw significa sierra, y así se titula esta película porque una sierra es la única posibilidad de salvación para dos hombres que han sido encerrados en un abandonado sótano totalmente aislados del mundo civilizado y de sus reglas. En esta claustrofóbica situación las reglas las pone un peligroso
Eduardo Chillida (1924 - 2002) constituye una anomalía dentro del arte moderno, es bueno. Para comprender su dimensión como escultor recomendamos conocer tres enclaves, dos reales y uno imaginado.
En la primera página de El lazarillo de Tormes encontramos esta argumentación: “muy pocos escribirían para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser recompensados, no con dineros, más con que vean y lean sus obras y, si hay de qué, se las alaben.