Tomates verdes fritos
Tomates verdes fritos es una película amable, algo sentimental, un tanto nostálgica, con ligeros toques divertidos y un trasfondo Towanda. Towanda es el grito de guerra de una de las protagonistas, Idgie, una guapa chica que viste, actúa y ama como un chico.
Cuando todo sale mal no hay lugar para el desánimo, y cuando la vida te sea adversa grita Towanda y sigue peleando. Eso es lo que hace Idgie, y su ejemplo se contagia a todo aquel que la conoce.
De esta forma Towanda surge como un rugido desesperado de la garganta regordeta de otra de las protagonistas, Evelyn, cuando se da cuenta del fracaso en que se ha convertido su matrimonio y su vida. Evelyn es una señora que dice de sí misma: “Soy demasiado vieja para ser joven y demasiado joven para ser vieja”, y que un día va a una residencia de ancianos a visitar a la insoportable tía de su marido. Allí conoce a una simpática ancianita, Ninny, quien le comienza a contar la historia de Idgie y Ruth. A partir de entonces Evelyn regresa cada semana para visitar a Ninny con el creciente deseo de saber en qué termina aquella historia que le está cambiando la vida. Y lo que le ocurre a Evelyn nos ocurre a los espectadores que, intrigados, contemplamos la América de los años treinta, los paisajes del sur, sus grandes casas, sus costumbres, su racismo, su gastronomía y el desenlace final.
Tomates verdes fritos es una historia de amor lésbico escondida en una casta amistad. Ruth está enamorada de Buddy, el hermano de Idgie quien es por entonces una niña, y cuando Buddy muere las dos quedan desoladas, y este abandono es el que, con el paso de los años, las va a unir. Juntas rehacen sus vidas levantando con éxito un restaurante cuya especialidad es la barbacoa y los tomates verdes fritos. En torno a la mesa y al buen hacer de estas dos jóvenes se juntan los parroquianos a contar anécdotas y a sobrellevar sus rutinas, hasta que un crimen viene a hacer peligrar ese mundo de sabrosos platos cuyo secreto “está en la salsa”.
El guión está basado en la novela Tomates verdes fritos en Whistle Stop Cafe de la escritora Fannie Flagg y uno de sus principales aciertos son sus frases ingeniosas y las situaciones un tanto surrealistas, como aquella en la que al hijo de Ruth le atropella un tren y pierde un brazo. Idgie organiza un funeral en el que entierran al brazo y al que acude toda la comunidad elegantemente vestidos para la ocasión. Termina el acontecimiento con una merienda para los divertidos asistentes en el restaurante Tomates verdes fritos y con la insistencia de Idgie en llamar “lisiado” al hijo de Ruth, para que se vaya acostumbrando, aceptando con naturalidad los desastres que en ocasiones nos trae la vida y a la que nos vamos enfrentar al grito de guerra de: “¡¡¡Towanda!!!
CONSEJOS PARA VER TOMATES VERDES FRITOS
Tomates verdes fritos es una película del año 1991 dirigida con acierto por Jon Avnet, y en cuyo guión intervino la propia autora del libro, Fannie Flag. Destacan las interpretaciones de las cuatro protagonistas, la ambientación, la música, el vestuario, etc. creando en conjunto una obra de gran calidad que se ve con agrado.
Tomates verdes fritos no es una gran producción al uso de Hollywood, pero tuvo una gran recaudación desde el mismo día de su estreno porque funcionó el boca a boda, que es, en el fondo, la mejor de las publicidades.
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