The Office
The Office es una serie americana, copia de una inglesa, que sin ser una obra maestra entretiene, que ya es bastante. Cuenta con dos singularidades: la primera es un argumento insustancial en el que a modo de documental se narra la vida en una oficina en la que se vende papel, la segunda son sus personajes.
Y es que no puede ser el uno sin el otro, ya que contar durante las nueve temporadas con sus 188 episodios que dura la serie el transcurrir diario de una insignificante sucursal de la empresa de venta de papel Dunder Mifflin en la anodina ciudad de Scranton, Pensilvania, solo se puede entender si las personalidades que lo pueblan rayan la más divertida de las psicopatías.
Así que vamos con ellos.
Empezaremos por el jefe, Michael Soctt, interpretado por Steve Carell, quien más parece un clown que un jefe, siempre de broma y convocando reuniones que nada tienen que ver con la empresa y si con su ego desmesurado. Michael Scott ha nacido para ser protagonista y hará lo que sea, hasta el ridículo más espantoso, para conseguirlo. Sus amoríos, como no podían ser de otro modo, resultan igualmente exagerados.
Pam y Jim son la pareja oficial. En la oficina se conocen, se enamoran, se desenamoran y se vuelven a enamorar para finalmente casarse y tener hijos, y como todo en esta vida es por comparación son los más normales, casi aburridos, los que ponen un punto de cordura en medio del caos.
Este caos está personificado por Dwight Schrute, el mejor vendedor del estado, un granjero cuya fidelidad a Dunder Mifflin y a Michael Scott está fuera de toda duda. Vive por y para el papel y es capaz de cometer cualquier barbaridad por el bien de la empresa y de su amado jefe.
Luego viene un elenco de personajes secundarios como Ángela Martin una rubia que nunca sonríe y que está enamorada de Dwight, Oscar Martínez un gay latino de exquisita educación, Kevin Malone una mole de carne tan grande como incompetente en su trabajo, Meredith Palmer una borracha exhibicionista… y muchos más, todos con sus personalidades extremas que dan ese punto de locura que la serie necesita.
El resultado es un documental en el que se entrevista a los empleados, en el que los actores sonríen y saludan a la cámara, en el que se vende mucho papel y se celebran muchas fiestas, tantas como el comité de eventos, el más importante de la oficina, decida, y así transcurren las jornadas tratando de hacer del trabajo una fiesta, que, si lo piensas un poco, no es una mala filosofía de vida.
CONSEJOS PARA VER THE OFFICE
Al comienzo la serie puede resultar un tanto desconcertante, es necesario esperar a cogerle el tranquillo a los personajes para que te enganche, así que recomendamos un poco de paciencia. Se trata de capítulos cortos, de apenas 30 minutos, y si ve la serie de corrido lo normal es ir de dos en dos. No espere una obra maestra, es simplemente puro entretenimiento, pero a veces ni necesitas ni quieres nada más.
En la séptima temporada Michael Scott abandona la serie e inevitablemente esta decae un tanto, pero como ya les tenemos cariño a Pam, Jim, Dwight, y al resto de la panda, se deja ver hasta el final.
The Office es una reinterpretación de una serie británica del mismo nombre que tuvo relativo éxito y que no hemos visto pero que nos apuntamos para ver, y que fue versionada también en Francia y Alemania.