La misión
La misión es una música maravillosa y una escena, aquella en la que Rodrigo Mendoza, interpretado por Robert de Niro, aparece agotado de barro llevando en penitencia por sus crímenes un enorme saco de armas. Con la obstinación de un alma desahuciada ata su cuerpo y su vida a una soga de la que, como un peso muerto, cuelgan los instrumentos de su desdicha.
Mendoza, el cazador de indios a los que esclaviza, el asesino de su propio hermano, llega agotado de arrastrar sus armas y su alma, y los indios, que le conocen por su crueldad, corren a matarlo. Mendoza no se defiende porque espera en la muerte su descanso, pero los indios, al verlo tan indefenso, tan arrepentido, le rompen la cuerda y arrojan las armas desde un precipicio al río.
Entonces se produce el milagro: los indios ríen y Mendoza llora, y llora… y, a la vez, también ríe. Y eso tan profundo que solo el ser humano más desquiciado puede sentir lo interpreta magistralmente el gran Robert de Niro.
Luego está esa música, ese oboe de Gabriel. Un misionero se adentra en la selva donde sabe que los guaranís le esperan para matarlo y se sienta junto a un riachuelo, saca su oboe e interpreta una melodía, obra del gran compositor Ennio Morricone, que inunda los rincones más oscuros de la jungla. Los indios, que tantas crueldades han visto cometer al hombre blanco, se dan cuenta que también pueden llevar a cabo obras buenas, se acercan, y lo aceptan entre ellos como uno más, dando lugar a lo que se conocen como las reducciones del Paraguay, un intento de convertir la conquista en un acto de bondad.
Con el tiempo la banda sonora se hizo más famosa que la película a la que estaba supeditada, porque es pura emoción, y si no, observen la interpretación de Henrik Chaim Goldschmidt, la mejor que hemos encontrado en internet, en la que el oboe llora y si nos fijamos bien veremos a una mujer del coro, que sin poder contener su emoción, también llora. Porque llorar es muy humano, y, en ocasiones, muy sano.
La película es obra del director Roland Joffé, quien lleva a buen puerto esta historia de luchas de poder, de abusos e injusticias pero también de esperanzas. Jeremy Airons, en el papel del padre Gabriel, parece misionero de vocación, con esa cara suya de tan buena persona, y Robert de Niro, excepcional como de costumbre cuando encuentra un personaje atormentado al que dar vida. La ambientación histórica, la fotografía, el ritmo y la música convierten La Misión en un fiel reflejo de una época en el que la tierra era un mundo por descubrir y una oportunidad para hacer las cosas mejor.
CONSEJOS PARA VER LA MISIÓN
La Misión es su música, y hay escuchar su banda sonora con calma. Hay una Suit Orquestal en internet dirigida por el propio Ennio Morricone que recomendamos.
Las reducciones del Paraguay son un interesante intento de buscar un nuevo modelo de organización social. Con sus inevitables carencias obtuvo importantes logros como la jornada laboral de seis horas, la educación para niños y niñas a los que se les enseñaba a leer y escribir, un régimen de la tierra mixto, privado y comunitario, y toda una serie de progresos en ocasiones superiores a los de la propia Europa.
Roland Joffé también dirigió la película Los gritos del silencio sobre las barbaridades de los Jemeres Rojos en Camboya y que también tiene una agradable banda sonora obra de Mikel Oldfield.
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La película,ambientación y exteriores excelente. La música inigualable. No hay otra que la supere.