Chernóbil
El 26 de abril de 1986 se produjo la explosión del reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil que dio lugar a una de las mayores catástrofes humanitarias y ecológicas de todos los tiempos. A las 01:23 de la noche todo saltó por los aires y el cielo se iluminó con un resplandor rojizo que atrajo las miradas de muchos de los habitantes de la ciudad de Prípiat, situada a apenas 14 kilómetros de la central. Un luminoso horizonte bajo el cielo estrellado que iba a traer la desgracia a la mayor parte de los inconscientes que salieron a la calle a contemplarlo. Cuando ves la serie, y sabes que pasó lo que pasó, lo único que quieres es gritar: ¡Corred!¡¡¡Corred lo más rápidamente que podáis!!! Eso es lo que hubiéramos hecho nosotros, meter a la familia en el coche y salir pitando en dirección al más allá, cuanto más allá mejor.
El problema se presenta cuando perteneces al cuerpo de bomberos de la central y tienes que ir a apagar el fuego. Llamas, nubes tóxicas y piedras de grafito desperdigadas por el suelo, con una radiación tal que apenas 90 segundos de exposición directa te provocan la muerte segura. Todo un dilema, cumplir con tu deber o morir, y de eso va en gran medida Chernóbil, de los héroes que se sacrificaron para que otros vivieran.
Porque hay que saber que todos aquellos bomberos murieron tres meses después, tras una larga y dolorosa agonía en la que emitían radiaciones que los alejaban de médicos, enfermeros y seres queridos. Unos apestados en el lecho del deber cumplido. Los liquidadores les llamaron, miles de ellos fueron a Chernóbil, voluntarios, obligados o engañados, para poco a poco ir apagando el fuego y enterrar el núcleo en toneladas de hormigón. Un sarcófago para la radiación y una tumba para los héroes.
La miniserie se parece mucho a un documental, fielmente ambientada, bien documentada y clara en su trama y en la exposición de los motivos que dieron lugar al accidente, pero al tratarse de una obra dramática no le queda más remedio que dramatizar, y seguramente algunos pasajes exageran más de la cuenta y otros ni se mencionan. Tampoco se lo vamos a tener en cuenta, es una serie para la televisión y entretener es tan o más necesario que contar lo que pasó.
Prípiat fue fundada en 1970, una ciudad nueva al servicio de la central nuclear con una población de 40.000 habitantes con una media de edad de 26 años. Un urbanismo de amplias avenidas y altos edificios de apartamentos iguales, modelo a seguir en el paraíso comunista. Pero todo terminó tras la explosión cuando la población fue evacuada dejando una ciudad fantasma en la que hoy en día nadie vive, ni nadie lo hará en los próximos 24.000 años en el área de exclusión de 30 km en torno al reactor dañado (les dejamos aquí el enlace a Google maps para que la visiten de la única manera posible: a través de su pantalla). Imagínense que de la noche a la mañana les obligan a dejar su hogar y les dicen que nunca más van a poder volver. No sé, hay cosas que es mejor no imaginar, porque uno se puede ir pero siempre debería poder volver.
CONSEJOS PARA VER CHERNÓBIL
Es una miniserie de cinco capítulos de entorno a una hora de duración. Como el argumento es lineal puede acortar o prolongar los capítulos según su gusto. En ocasiones resulta un poco lenta, las escenas más espectaculares de la explosión son muy breves, y todo se mueve en una semioscuridad y hermetismo muy propio del opresivo sistema soviético.
La serie tiene a Craig Mazin como guionista y el director es Johan Renck quien, entre otras cosas, ya había dirigido tres episodios de Breaking Bad.
Puede ver la serie en el canal de pago HBO.