Bodas de sangre

Federico García Lorca es más famoso como poeta que como autor de obras de teatro, pero para los que no estamos acostumbrados al género literario de rimar versos, Bodas de Sangre resulta un camino intermedio para acercarse a la obra del autor granadino. Bodas de sangre es teatro, pero sobretodo es poesía de la buena.
En la obra se entremezclan la prosa con los versos, y nos cuenta una breve historia de amor desgraciado, en la que dos jóvenes que se desean con pasión se han visto separados por dos bodas, una que sucedió hace tiempo y otra que está a punto de suceder. Y como dos es muchísimo más que uno cuando el amor anda por en medio, la celebración que tenía que ser motivo de alegría se convierte en tragedia.
No les queremos desentrañar la historia porque les privaríamos del placer de leerla, y es que, especialmente en este caso, la historia es secundaria y lo que importa es como está escrita y si no escuchen como recuerda la madre a su hijo muerto: “¿No hay nadie ahí? Debía contestarme mi hijo. Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya una voz oscura detrás de los montes”.
Y como culmen a esta obra maestra los versos finales, aquellos que hablan de un pequeño puñal que es capaz de matar a un hombre:
“Y apenas cabe en una mano,
pero que penetra frío
por las carnes asombradas
y allí se para, en el sitio
donde crece enmarañada
la oscura raíz del grito.”
No creo que se pueda expresar de manera más trágica y más bella a la vez el instante final en el que la muerte termina con el corazón de un hombre.
Federico García Lorca, el gran poeta, murió fusilado de forma absurda el 18 de agosto de 1936 a las cuatro de la madrugada en un lugar desconocido entre las localidades de Víznar y Alfacar de Granada. El fascismo, esa forma inculta de convertir a los hombres en esclavos, mató al mejor de los poetas y no sabemos, si en el instante final, Federico recordó sus versos y aquella bala, que apenas cabía en una mano, penetró en las carnes asombradas y se paró en el sitio donde crece enmarañada la oscura raíz del grito.
El cadáver de Federico García Lorca todavía no ha sido encontrado, y es tan solo una voz oscura detrás de los montes, pero ¡Qué voz!
CONSEJOS PARA LEER BODAS DE SANGRE
Bodas de sangre es una obra corta, a medio camino entre la prosa y el verso, que se lee sin dificultad. No hemos tenido ocasión de verla en el teatro pero nos la apuntamos. Hay también un ballet de 1974 basado en la obra de Lorca con coreografía de Antonio Gades.
Si les ha gustado Bodas de Sangre, y les ha sabido a poco, pueden coger carrerilla y leer Yerma, que trata sobre una campesina que no puede tener hijos y en la que se suelta, entre otras cosas, aquello de “Hay cosas encerradas detrás de los muros que no pueden cambiar porque nadie las oye (…) pero que si salieran de pronto y gritaran llenarían el mundo”. Y también La casa de Bernarda Alba, sobre una madre dominante y sus cinco hijas.
Resulta evidente que, como toda buena poesía, la obra resulta intraducible a otros idiomas.