White gold
Incluimos White Gold en esta lista porque te ríes, y reír es una de las mejores cosas que puedes hacer en la vida. Tampoco es que se pueda esperar demasiado de un grupo de chalados que se dedican a ir vendiendo ventanas de PVC a todos los pacíficos ciudadanos de Corringham, Essex.
Llaman a tu puerta, entran y en el salón de tu casa serían capaces de venderte hasta a tu propia madre, pero en este caso venden ventanas. En la década de los ochenta, en la fría y lluviosa Inglaterra, aparece este nuevo producto que garantiza la impermeabilidad y el confort interior y que todos quieren comprar, es el llamado boom del PVC, White Gold, el oro blanco. Otra cosa es la calidad del producto y de su instalación, que en el caso de Ventanas Cachet, la empresa que nos ocupa, siempre da lugar a problemas y goteras, “cuestión que se resuelve dándole tiempo para que se asienten los materiales” aseguran estos vendedores sin escrúpulos que lo único que quieren es incrementar su comisión.
En este contexto encontramos a los personajes, todos ellos muy exagerados, muy caricaturizados. Vincent Swan es una alimaña, un chulito de barrio, capaz de cualquier barbaridad por una venta y por mejorar su status dentro de la empresa, pero de andares tan exagerados y posturitas tan estudiadas que te hace gracia porque en el fondo no es más que un comercial de un mal producto con aires de grandeza. Su mujer, Sam Swan, es muy guapa, poseedora de un fuerte carácter y aguanta a duras penas a su marido al que trata de enderezar.
Luego están los otros miembros del equipo, los dos vendedores Brian Fitzpatrick y Martin Lavender, dos singulares seres humanos a los que no les sonríen ni las mujeres ni la fortuna y finalmente la secretaria Carol, tan fiel a la empresa como caótica en su labor diaria. Entre todos configuran un plantel digno de una comedia de desastres.
La serie tuvo dos temporadas, cada una de seis capítulos, y a nuestro modo de ver va decayendo poco a poco, como no podía ser menos de un argumento tan insulso como vender ventanas de PVC, así que, una vez sacado todo el jugo posible al producto, se terminó, pero tampoco pasa nada porque hasta ese momento nos dejaron unas cuantas sonrisas y alguna carcajada, que dado el contexto nos parece más que suficiente.
CONSEJOS PARA VER WHITE GOLD
White Gold es una producción de Netflix. Los capítulos son cortos, de treinta minutos, te pueden hacer más o menos gracia y se dejan ver sin tener más argumentos que pasar un rato divertido.
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