El padrino
El Padrino es una trilogía de Francis Ford Coopola en la que se nos narra la historia de un hombre, Michael Corleone, desde que es un joven idealista que se alista como voluntario en el ejército para servir a su patria hasta que se convierte en el más despiadado de los capos de la mafia.
Muchos personajes, muchos asesinatos, muchas venganzas y, por encima de todo, tres finales de película excepcionales. Michael Corleone es hijo del Padrino, Don Vito Corleone, quien quiere ver al más pequeño de sus hijos alejado de las cloacas del hampa en las que él se mueve como pez en el agua. Pero la sangre siciliana que corre por sus venas sale a flote cuando su padre, el Padrino, es tiroteado y se debate entre la vida y la muerte. Entonces Michael toma el mando de la familia y asume personalmente la venganza. A partir de ese instante ya no hay vuelta a atrás, y, escena tras escena, contemplamos a un hombre que se transforma en un ser implacalbe que hace suya la ley del talión y que entiende el perdón como un signo de debilidad.
En tan largo metraje hay muchos personajes más, Soony, el heredero de sangre caliente, Coniie la hermana, una mezcla de abnegación y rebeldía, y Fredo el eslabón más débil, que intenta estar a la altura de su temido apellido y que morirá, precisamente, por no lograrlo. Rebuscando en los orígenes encontramos a Don Ciccio, quien, en la lejana Sicilia, asesinó al padre y al hermano del Padrino cuando este era un niño, y que iba a pagar con sangre lo ningún siciliano puede perdonar.
El Padrino son sus escenas finales. En la de la primera parte vemos a Michael asumiendo el mando de la familia y una puerta que se cierra sobre su asustada mujer, en la de la segunda Michael comete el más cruel de sus asesinatos y las hojas del otoño revolotean en la orilla de las frías aguas de un lago que no admite el perdón, y, con la última, llega la derrota definitiva, ese grito sin grito que esconde todo el dolor de un hombre que siente que su vida ha sido un fracaso. Luego una música maravillosa, el intermezzo de la Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni, el recuerdo de los instantes felices junto a las mujeres que amó y un último suspiro de resignación justo antes de morir.
CONSEJOS PARA VER EL PADRINO
Las tres películas se deben ver en orden porque, aunque son bastante independientes entre sí, lo interesante es contemplar la evolución de Michael Corleone. Les advertimos que, con tantas historias, tantos flashback, y unos personajes que van creciendo y muriendo, es fácil perderse en la trama.
Los actores hacen todos ellos una labor excepecional, especialmente Al Pacino en el papel de Michael, Marlón Brando en el de El Padrino, Diane Keaton como la mujer de Michael o John Cazale como Fredo. Hemos dicho todos pero hay que hacer una salvedad, en la tercera parte la hija de Michael Corleone está intepretada por la hija del director de la película, Francis Ford Coopola, y una cosa debe ser el amor fraterno y otra la selección del personal, y este es un buen ejemplo de lo que no hay que hacer.
Las dos primeras películas son excepcionales pero la última no lo es, baja el nivel, y lo único que la salva es el dramático punto final a la saga. Vimos recientemente un nuevo montaje del director, y ¡Dios mío! nos había cambiado el final por un esperpento. Habría que prohibir a estos genios que se aburren en su decrepitud retocar lo que debería ser inamovible.
La banda sonora de El Padrino, obra de Nino Rota, es inconfundible, y al escucharla puedes sentir el susurro de la mafia amenazando en tu nuca.
La otra película que recomendamos de Francis Ford Coppola es Apocalipsis Now.
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