Arcane
Arcane es una cuestión de estética porque cuando ves la serie, con sus elaborados diseños y su perfecto equilibrio de color, no puedes más que pensar en el artista que hay detrás de esta producción de Netflix.
En este caso se trata de un conjunto de artistas, los que conforman el equipo de Fortiche Production, un estudio de animación francés contratado por la empresa Riot Games, desarrolladora y editora del video juego League of Legends en el que está basada la serie.
En un mundo imaginado de espectaculares paisajes urbanos en el que se mezclan los estilos art decó con los grafitis del arte callejero encontramos a los personajes entre los que destacan dos hermanas, Vi o Violet y Powder o Jinx, huérfanas y que sobreviven en Zaun, la ciudad del crimen, siempre subyugada por Piltover, la ciudad académica y de la ciencia. Dos mundos enfrentados por el poder y por una estética bien marcada, donde Plitover es la luz y la perfección y Zaun el caos y la oscuridad. Vi es violenta y tiene espíritu de lider y Powder es una inocente niña que admira a su hermana mayor y que, cuando siente que esta le rechaza, se convierte en Jinx, la más psicópata de las asesinas. Y es en este juego entre Powder y Jinx donde encontramos otro de los grandes aciertos de Arcane, toda una personalidad dual que nos resulta terroríficamente tierna.
Entre tanto acierto encontramos un desafortunado fallo, un argumento un tanto simple en el que una nueva fuente de energía desarrollada en Plitover se va a enfrentar a una droga que en Zaun transforma a sus habitantes en monstruos de fuerza descomunal. Termina la primera temporada con el suspense de una bomba que va a explotar, y este es el segundo fallo, que las temporadas, en todas las series, tienen que ser redondas y terminar en un lógico desenlace final sin dejar a los espectadores con la duda de que va a pasar. En realidad, y dado lo fútil del argumento, tampoco nos importa demasiado que como ya hemos indicado la esencia de Arcane esta en la estética, y no en la trama.
Muchas veces nos hemos preguntado donde están los artistas contemporáneos, y no los hemos encontrado en ninguna sala de exposiciones, donde abundan los esperpentos y las vacías pretensiones. Creemos que si Velázquez o Rembrandt hubieran nacido hoy en día es probable que sentaran sus posaderas delante de alguno de los ordenadores de Fortiche Production. Un poco exagerado, tal vez, pero es que Arcane es lo más parecido que hemos visto a una buena obra de arte en estos tiempos desorientados.
CONSEJOS PARA VER ARCANE
Arcane tiene una marcada estética y resulta una gozada zambullirse en sus cuidadas entonaciones cromáticas y en el mimo que ponen en cada detalle. El Art Noveau hace acto de presencia, y si recuerdan al artista Alfons Mucha del que hablamos en esta web podrán palpar su esencia en los elegantes decorados de Piltover.
La música se adapta perfectamente al ambiente sórdido de Zaun y destaca por encima de todos el tema “Enemy” de Imagine Drangons, grupo musical que aparece caricaturizado en una de las escenas de Arcane.
Dado el final abierto de la primera temporada es evidente que Netflix está preparando la segunda, y la esperamos con expectación.
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