La vida del buscón de Francisco de Quevedo
Cuando lo llaman el Siglo de Oro de la literatura en castellano por algo será. Quevedo pertenece a ese siglo y a una generación entre las que están figuras de la talla de Cervantes, Góngora, Garcilaso o Lope de Vega. Y si quiere saber cómo se escribía en aquella época El Buscón es su libro, porque Quevedo es un genio de la literatura, y además es muy divertido.
El Buscón pertenece a la llamada novela picaresca, un género literario que surge en una España imperial en decadencia en la que los pillos hacen de las suyas y los caballeros de capa y espada malviven ahuyentando el hambre mientras tratan de salvaguardar el honor.
El Buscón es la historia de Pablos, hijo de un barbero ladrón y de una bruja, pobre pero ingenioso a fuerza de pasar penalidades. La aventura de su vida no puede más que ir de calamidad en calamidad, y Quevedo nos la cuenta simplemente para que pasemos un rato agradable, en un estilo exagerado lleno de juegos de palabras y dobles intenciones. Quevedo es pura ironía, y la ironía, ya se sabe, es el humor de los inteligentes.
Francisco de Quevedo (1580-1645) nace en una familia de hidalgos bien asentada en la corte de Madrid, su madre es dama de la Reina y su padre secretario de la hermana del Rey, pero él es un niño con los dos pies deformados y miope, objeto de burlas en una infancia solitaria, al refugio de los libros. De espabilado ingenio crece en la corte y allí hará carrera primero como secretario del Conde de Osuna y después del rey en 1632, en lo que fue el cenit de su carrera cortesana. Su vida es un vaivén de intrigas palaciegas que lo llevan de los salones reales al olvido, en ocasiones a la cárcel y las más de las veces a las más humildes tascas y lupanares. Se casa por obligación, a los tres meses se divorcia por devoción, para retomar su libertad de solterón derrochando una ironía que raya con el sarcasmo. Ataca con saña a sus colegas de profesión siendo el principal blanco de sus dardos el poeta Góngora al que dedica su famoso poema A una nariz. Góngora, que no se queda corto, le bautizará Francisco de Quebebo, por su afición a recorrer las tabernas de mala muerte. Llegarán nuevos poemas, muchos escritos, alguna que otra obra de teatro y la mayor de las ironías, la muerte.
CONSEJOS
El buscón es un libro difícil de leer, porque tiene muchas palabras y expresiones del castellano antiguo y porque el estilo de Quevedo es un tanto complicado, un tanto barroco, característico de la época. Están las ediciones llenas de notas al margen pero aconsejamos leer el libro de un tirón, disfrutando de la lectura, sin hacer demasiadas paradas interpretativas, que si te dejas algo por el camino tampoco importa demasiado.
De Quevedo no podemos recomendar ningún otro libro, porque sobre todo escribió poesía, alguna obra de teatro y muchos pensamientos políticos y filosóficos. Más le valdría haberse dejado de tantas ambiciones cortesanas y tanta política y haber escrito más novelas, se lo hubiéramos agradecido.
EDICIÓN RECOMENDADA DEL BUSCÓN
Les recomendamos la edición clásica de Letras Hispánicas.
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