Alfons Mucha
Alfons Mucha fue un pintor que llevó el oficio de diseñar carteles publicitarios a una dimensión superior, a la del arte. Dotado de un don natural para el dibujo y el equilibrio del color, adornó con sus carteles las calles de París y los parisinos los contemplaban asombrados en una época en la que pasear era lo más parecido a visitar un museo al aire libre. Comenzó anunciando la representación teatral de Gismonda para la gran diva Sarah Bernhardt , quien quedó encantada con el retrato, estableciéndose desde entonces una amistad y colaboración que iba a redundar en beneficio mutuo. A partir de ahí le llovieron los encargos, todos querían ver asomar el nombre de sus productos junto a las elegantes mujeres de Mucha y los elaborados adornos que componían sus titulares.
El estilo de Alfons Mucha es inconfundible, precisos dibujos, generalmente de bellas y saludables mujeres, sobre un fondo que asemejaba un mosaico bizantino. Una sencilla fórmula que, unida a su innata habilidad para la composición pictórica, iba a revolucionar el mundo de la publicidad y a convertirlo en uno de los máximos exponentes de una nueva corriente artística denominada Art Nouveau.
El Art Noveau, o el arte nuevo, surge como ruptura con el arte academicista imperante que imponía un rígido corsé a las ansias de libertad de los artistas más jóvenes. Eclosiona así en formas laberínticas que imitan la naturaleza, con sus curvas y asimetrías. No hay dos iguales, y la originalidad es la base en la que se fundamentan sus trazados, tanto en la arquitectura, como en la pintura y el diseño. El resultado es un conjunto de obras tan insólitas como elegantes.
Alfons Mucha vivió abrumado por los encargos, hizo muchos carteles publicitarios para las marcas más prestigiosas, y alcanzó tal popularidad que se lanzó a la impresión de paneles decorativos para la venta directa al público. Se trataba de series sin texto, producidas en grandes cantidades, destinadas a adornar los salones más elegantes de la época. La primera serie fue Las estaciones, publicada en 1898, cuatro figuras femeninas que personifican el verano, el otoño, el invierno y la primavera. El éxito fue inmediato, y la fama de Alfons Mucha creció tanto como su cansancio, y sus deseos de nuevos retos.
Estos llegaron con el regreso a la patria. Alfons Mucha nació en Ivančice en 1860, en lo que hoy es la República Checa, pero que por entonces era imperio Austriaco. Tras la primera guerra mundial Checoslovaquia obtuvo la independencia y el pintor estaba ansioso por poner su arte al servicio de sus compatriotas recientemente liberados, así que ideó una serie de cuadros conmemorativos que iban a componer lo que denominó la Epopeya eslava. El resultado fueron veinte enormes lienzos, algunos de dimensiones faraónicas, que representaban capítulos significativos de la historia checa y de otras naciones eslavas. Todo un esfuerzo titánico que le llevó los últimos años de su vida, y que, como todo arte patriótico, tiene un aire trasnochado y un trasfondo rancio que solo se salva por la asombrosa técnica del gran pintor que fue Alfons Mucha.
Terminada la obra terminó la independencia de Chequia que fue invadida por Alemania en marzo de 1939. Alfons Mucha, destacado patriota, fue detenido e interrogado por la Gestapo. Fue liberado pero ya no se recuperó y falleció el 14 de julio de ese mismo año aquejado de una neumonía, con su patria ocupada y su arte, símbolo de libertad, encerrado bajo llave.
CONSEJOS PARA VER A ALFONS MUCHA
Praga es el lugar ideal para contemplar la obra de Alfons Mucha. En la casa municipal encontrará unas pinturas murales, en la Galería de la Ciudad están los grandes cuadros de la Epopeya eslava pero recomendamos especialmente el Museo Alfons Mucha, con una escogida selección de sus mejores cuadros y carteles.
Yo pude disfrutar de la obra de Alfons Mucha en una exposición dedicada al artista en el palacio de Gaviria de Madrid, y me quedé asombrado por la elegancia, sobretodo, de su dibujo. Así que esté atento, y si encuentra cerca de su localidad alguna retrospectiva del artista no dude en visitarla.
Otra opción es comprar algún libro dedicado al autor con las mejores ilustraciones posibles, y si le gusta mucho el pintor puede adquirir una de sus series para decorar su casa.