Soldados de Salamina
La batalla de Salamina tuvo lugar en el año 480 a.C. y supuso la victoria de la flota ateniense sobre la persa y uno de los capítulos decisivos de las denominadas guerras Médicas, y si bien el título de este libro, Soldados de Salamina, nos encamina directamente hacia aquellos mares la ruta es errónea, porque ni griegos, ni persas, ni navíos en combate.
El desarrollo de la trama se bifurca por un lado en el afán del escritor Javier Cercas, autor del libro, por encontrar la inspiración y por otro en el fusilamiento de cincuenta presos por parte de las brigadas comunistas el 30 de enero de 1939 en el Santuario del Collell. Únicamente dos personas consiguieron escapar con vida siendo una de ellas Rafael Sánchez Mazas, escritor, fundador de la falange y protagonista de esta singular historia.
Fotos de Robert Capa de la Guerra Civil Española.
Javier Cercas es el otro protagonista, y parte de la novela tiene un cierto trasfondo autobiográfico. El escritor, después de dejar la redacción del periódico donde trabajaba para dedicarse durante cinco años a su auténtica vocación, regresa derrotado, divorciado y sin lograr escribir una sola línea. Le encargan la sección cultural del periódico, “que es donde se adscribe a la gente que no se sabe donde adscribir“, y en una entrevista tiene conocimiento de los hechos en los que milagrosamente salvó la vida Rafael Sánchez Mazas, que despiertan su curiosidad y a los que se aferra como punto de partida para una nueva novela.
Javier Cercas.
En la segunda parte del libro conoceremos las peripecias de Rafael Sánchez Mazas desde que se juntó con José Antonio Primo de Rivera y otros jóvenes y exaltados escritores para fundar la Falange Española, formación política que emulaba la doctrina del fascismo italiano y que tuvo un pírico balance electoral durante la República pero que iba a ser decisiva en los trágicos acontecimientos que iban a desembocar en la Guerra Civil Española, y en la posterior dictadura. Cercas nos retrata su vida, y, a través de una intrigante investigación, nos acerca hasta los angustiosos días finales de la contienda, cuando fue apresado en Barcelona, trasladado al Santuario del Collell, y fusilado en un ambiente de caos y derrota del que pudo escapar con vida.
Rafael Sánchez Mazas.
En la tercera parte del libro conoceremos al auténtico soldado de Salamina, un republicano que huye hacia Francia junto a un ejército en desbandada y que participa en el fusilamiento. En el último instante Sánchez Mazas salva la vida porque este soldado se la perdona. Un anónimo soldado que camina “sin saber muy bien hacia dónde va ni con quien va ni por qué va, sin importarle mucho siempre que sea hacia adelante, hacia adelante, hacia adelante, siempre hacia adelante.”
CONSEJOS PARA LEER SOLDADOS DE SALAMINA
El libro, publicado por Tusquest Editores, tiene 209 páginas, está muy bien escrito y su lectura resulta amena, ya que en todo momento mantiene el interés por la investigación del escritor por conocer la verdad de lo que sucedió en el santuario del Collell.
En la portada de Soldados de Salamina aparece la fotografía del reportero de guerra Robert Capa de un soldado republicano en la ceremonia de despedida de las Brigadas Internacionales en Barcelona el 25 de octubre de 1938. Su rostro es pura determinación a pesar del presagio de la derrota, ya que todos son conscientes de que los nacionales avanzan y de que sin el apoyo de las democracias Europas la derrota es inevitable. Así que saluda con determinación, pero sin esperanza. Recomendamos ver las fotografías de Robert Capa de la Guerra Civil Española, todo un trágico testimonio de una trágica época.
Hay una película basada en el libro dirigida por David Trueba, que no hemos visto y por tanto no podemos recomendar.
De Javier Cercas hemos leído también El Móvil, que es un libro corto pero interesante, y lamentamos no haber podido terminar Anatomía de un instante que cuenta, de forma novelada, el golpe de estado del 23F. La premisa de la que parte de que a nadie, salvo a Adolfo Suarez, parecía importarle la intentona golpista, me pareció tan irreal que a mitad del libro lo dejé.