San Manuel Bueno, mártir
San Manuel Bueno, mártir es como un evangelio pero al revés. Evangelio es una palabra que proviene del griego, “euaggélion”, y que significa literalmente “buena noticia”, pues el evangelio según San Manuel Bueno, mártir es la mala noticia, la de que la resurrección y la vida eterna no existen.
Hacemos esta comparación porque así lo pretendió su autor, Miguel de Unamuno, quien siguió unas pautas muy claras y una simbología muy poética. Para leer San Manuel Bueno, mártir es necesario conocerlas y vamos a tratar de explicárselas.
1. Angelina Carballino escribe su evangelio en el que intenta recopilar los hechos y pensamientos de don Manuel, el cura de su pueblo, su mentor y padre espiritual, que acaba de morir y al que están tratando, desde las altas instancias, de nombrar santo. Don Manuel se merecía por su bondad la santidad, pero por su incredulidad no merece ni formar parte de la iglesia.
2. El paisaje en el que se desarrolla la novela es simbólico y se incrusta en la novela como un personaje más. La aldea de Valverde de Lucerna, donde ejerce su apostolado don Manuel, se localiza junto a un lago que representa la duda y a la sombra de una montaña que es la fe, y la nieve es la vida, que cuando cae sobre el lago se hunde y muere en él, y que si cae en la montaña forma un manto y permanece. Este paisaje, y estas dudas, se funden en la figura luminosa de don Manuel al que Angelina describe así: “había en sus ojos toda la hondura azul de nuestro lago”.
3. Los nombres también son simbólicos ya que Angelina significa “la mensajera de Dios”, y Manuel significa “Dios está con nosotros” y este es el más irónico de los nombres, porque don Manuel siente que Dios no está con él, y sus creencias son pura apariencia para que el pueblo, al que sirve, siga creyendo. San Manuel Bueno, mártir, le pide a Angelina que rece por él y por Nuestro Señor Jesucristo, que allá en su cruz, gritó: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”.
Miguel de Unamuno (1864-1936) fue un bilbaíno afincado en Salamanca que tiene el curioso honor de haber sido nombrado tres veces rector de la Universidad de Salamanca y tres veces destituido, precisamente, por aquellos que le nombraron. En la convulsa España de antes de la Guerra Civil los políticos le daban el cargo pensando atraerlo a su causa, pero el vasco era de una independencia a prueba de prebendas y decía lo que quería, cómo y cuando le daba la gana. La última de las destituciones fue la más sonada cuando los franquistas, en plena guerra, le dieron el cargo y cuando en el paraninfo de la universidad se enfrentó al más fanático de los alzados, Millán-Astray, quien proclamó la victoria de la muerte y Unamuno le rebatió con loas a la vida. La foto de la solemne dignidad de Unamuno saliendo de la universidad rodeado de fascistas con el brazo alzado forma parte de la historia de España y es un símbolo de la lucha universal por la libertad.
CONSEJOS PARA LEER SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR
El libro es muy corto, está muy bien escrito y se parece formalmente a los evangelios. Trata un tema religioso, el de la existencia o no de la vida después de la muerte, más como una vivencia que como tesis filosófica. Unos pasajes son más entretenidos que otros y, a nuestro modo de ver, la actitud paternalista de don Manuel con respecto a las pobres gentes del campo nos resultan desfasadas. Ahora los tiempos son otros y la fe escasea, y para la inmensa mayoría lo que pueda pasar después de la muerte ni interesa, ni se plantea.
De Miguel de Unamuno recomendamos también la novela Niebla.
Alejandro Amenabar reprodujo en la película “Mientras dure la guerra” los acontecimientos del paraninfo de la Universidad de Salamanca. Después del enfrentamiento Unamuno fue confinado en su casa bajo arresto domiciliario donde murió apenas unos meses después el 31 de diciembre de 1936. Sería de la tristeza de ver a su patria ensangrentada. Unamuno solía decir: “me duele España”, y, suponemos, que en aquellos trágicos días le dolía más que nunca.
TODOS LOS LIBROS RECOMENDADOS AQUÍ