Ciudad de Dios es como la vida misma: una favela brasileña en la que “lucharás pero nunca sobrevivirás, correrás pero nunca escaparás”, que es, más o menos, el lema de esta película.
El comienzo de la película lo explica todo, unos jóvenes con aspecto alucinado corriendo por las calles de Edimburgo perseguidos por la policía mientras la voz del protagonista Mark Renton, al compas de una pegadiza música, narra una especie de elegía sobre el sentido de la vida.
Cuando estrenaron Blade Runner en 1982 debieron poner una fecha más lejana para el desarrollo de la acción, porque el futuro ya ha pasado y la realidad no se parece demasiado a la imaginaria ciudad de Los Ángeles de la película en la que nunca sale el sol, llueve constantemente, los coches vuelan, los edificios son mastodónticos y, curiosamente, no hay teléfonos móviles.
La película es descarnada, porque los personajes lo son, en una España rural empobrecida y analfabeta, los pobres campesinos son humillados y los ricos terratenientes son despreciables.
Charlot, ¿Quién no conoce a Charlot? ese ser imaginado por un genio. Lo curioso es que apareció en escena casi de casualidad. Charles Chaplin, su creador, en su autobiografía cuenta que le invitaron a participar en un rodaje para hacer una escena cómica
Kurtz, un coronel del ejército norteamericano que ha desertado y formado una guerrilla de apátridas con métodos singularmente sanguinarios, es el paradigma de esos hombres destrozados, y va a ser el destino final del largo viaje por un mundo en guerra del capitán Benjamín L. Willard a quien le han asignado la misión de resolver, según considere oportuno, la conducta inapropiada del coronel.
Billy Wilder es un genio de la comedia y Primera Plana es una de sus mejores películas, o al menos una de las más divertidas. La trama va de periodistas que viven al límite su profesión, tanto personal como éticamente
La película va de miedo, y sin tener especial predilección por las películas de terror esta nos encanta. Pero es que su director es Stanley Kubrick un genio del cine que toque el género que toque, casi siempre, le sale una obra maestra, y El resplandor lo es.